CIUDAD DEL RECUERDO
Ciudad del recuerdo. 2 de noviembre de
2050
Amada Elvira. Sé que tu
ausencia es mi espacio, que tus olores mi aire, existes en todo lo que me hace
ser cuando intento existir, mi pena, mi alegría, mis anhelos; Cada rastro que
va dejando mi memoria son dibujos de lo mucho que aún te amo, de lo poco que me
cuesta perderme en tu rostro; Conozco cada gesto, cada mueca, cada sonrisa,
cada lagrima que derramabas sobre la almohada que, ahora es mi océano. Tardé
una vida entera en saber que nada soy sin tu boca, que no quiero tener este
aire que me asfixia si no es respirando junto a ti. Qué palabras he de
encontrar que aún no hayan sido inventadas para describir lo que es vivir, o
mejor dicho, morir sin los gritos de tu rabia, sin esa manera tuya de mostrarme
como te enfadabas si en mayo no te traía esas flores azules, que tanto te
gustaban. Como echo de menos la palabra nosotros, como escarbo en mis sueños
con tal de tenerte a mi lado; He tardado mucho tiempo en escribirte esta carta,
tanto tiempo que a veces olvido para que quería escribírtela; Saber que la
envío a un tiempo que jamás veremos ninguno de los dos, es saber que nuestro
amor vivirá aun cuando ya no estemos en este lapso que nos ha tocado vivir. De
esta manera, así, en silencio, casi sin decir nada, escribiendo cada palabra
con tu imagen en mi mirada. Lanzaré este escrito al lugar donde tú ya me estás
esperando.
Te extraño tanto, que
mi vida no es más que un eterno retorno a tu cuerpo desnudo, una brizna de
esperanza de creer que todo haya sido una pesadilla, que nunca te fuiste para
no volver, que despertaré y ahí estarás, sonriendo, dejando que tus ojos sean
esa luz que, me invita a conquistar todos tus rincones escondidos. Creo en la
eternidad de un amor como el que nosotros forjamos. Creo que nada es para
ahora, que todo es para siempre, y siempre somos tú y yo. Esta carta, Elvira
amada mía, será la primera que recibas allá donde estés, no importa que el
tiempo marchite estas palabras, están escritas con mi deseo, regadas con la
tinta de un amor que ya solo es eternidad. Espérame, no dejes de ser esa sombra
que me acompaña cada instante. Sonríe como solo tú sabes hacerlo; Ten siempre
una luz en ese lugar en el que ahora habitas, porque ya queda poco para mi
llegada, y no quisiera perderme en un universo sin ti. La muerte nunca fue un
final para nosotros, solo es la continuidad de este querer que tiene nombre de
estrella. En la que morará tu vida y la mía, que solo son dos almas que navegan
juntas por siempre.
CARTA A LA ESPERA
Deslizo sobre esta hoja en blanco, todo lo que ansío que sepas de cuanto te quiero. Busco las palabras que lleguen a tu alma, sin interrupciones, pongo mi corazón en el tintero para que cada letra sea un latido de todo este amor que me eleva hasta el Olimpo, donde robo a las musas sentimientos nuevos que solo existirán para ti y para mí, solo seremos nosotros.
Mi mano se aferra a esta pluma con la que te escribo, no quiero perder ni una gota de todo cuanto rebosa mi corazón enamorado. Han sido tantas horas las que esperé que me regalaras una señal, tanto tiempo quise oír de tu boca sonidos, que mi hambre de ti se convirtieran en palabras de aliento para calmar esta espera de tu cuerpo; mis ojos dibujan, muy despacio, formas que me ayudan a acariciar tu ausencia.
Te escribo en la soledad de mi habitación, con la compañía de una música triste, donde el piano no deja de recordarme que sin tus manos mi mundo no encuentra a que agarrarse. Quisiera que mis palabras fuesen como cantos de niños alegres, que sonríen con la llegada de un verano. No soy yo quien pone cada palabra en este papel, son palabras que toman vida propia y se rebelan frente a esta duda, duda que es no saber, si ya me estás queriendo, si será tu alma la que llegará antes que tus besos. Que profundo vacio siento cada vez que intento derramar lo que llevó toda una vida guardando en ese rincón de mi corazón que solo tiene espacio para lo que alguna vez compartiremos. A veces con solo pronunciar tu nombre ¡María! Dejo de existir en mi mundo y me transporto al lugar donde habitan los que solo viven para el amor.
He ensayado durante horas, días, una vida entera; Como será la primera vez que nuestros ojos se miren, como temblarán nuestras manos al roce de unas caricias tempranas, tengo tanto miedo de no saber si mis labios tendrán el sabor que deseas. Eres tú, y solo tú, quien consigue que mi existencia no sea un barco a la deriva. Con cada letra que llena esta hoja, se van formando nudos de esperanza, esperanza de tenerte muy pronto amaneciendo entre mis brazos, de poder mirar como la luz de la mañana se esconde con el brillo de tu cara. Mi carta es un grito sin alzar la voz, un canto a todo lo que alguna vez escribieron, quienes como yo, tuvieron que esperar para decir al oído de quien amaban, “te quiero” poco a poco me voy arrancando jirones de vida, ¿de que me sirve respirar si no tengo tu sonrisa, para llenar mi espacio del aire que me da la vida?, que significa sentir, si no es oyendo el latido de tu corazón pegado al mío.
No quiero que mi carta camine hacia la desesperanza, quisiera que cuando tus manos tomen esta carta, sientas en tus dedos todo el calor que mi pasión impregnó en cada pedacito de este papel. No supe cómo empezar mi despedida, ni siquiera imagine que alguna vez debía despedirme de ti, las cartas de amor nunca deberían tener un final escrito, deberían ser eternas como el amor que siento. Que difícil se me hace encontrar una solo palabra que no sea decirte cuanto anhelo nuestro encuentro, ¿quién invento la palabra adiós? Como pudo dejar que los enamorados supiéramos de su existencia, te contaría una vida entera, que sueños caminan junto a mí, esos sueños en los que tú estás a mi lado, en los que nada hay, si no es nosotros.
Te preguntarás ¿por qué dejo que a veces el desamparo me aprisione? Quizás notes algo de quebranto en mis palabras, no soy yo, es mi soledad que vuela sin mí. Busco encontrar todas las palabras que hablen de alegría y esperanza, sé que están revoloteando a mí alrededor, deseando aferrarse a esta hoja, que ya no tiene espacios en blanco, que solo guarda pedacitos de vacio donde plantaré mis besos, para que sepas que un beso te dirá más de mí, que todo el universo escrito. Mi mano deja de querer asir esta pluma con la que te escribo, se siente cansada y ajada; Es tu ausencia la que quiebra sus fuerzas.
Te empiezo a decir mis últimas palabras, mis ojos cansados no atinan a ver si lo que escribo es amor hecho tinta, o ya solo hablo de lo que espero. No quiero entristecer tu risa, solo quiero que con cada palabra de esta carta, construyas un camino que te traiga hasta mí. Quise llamarla “carta a un amor en construcción”, pero al final me salió el nombre que quiso mi corazón y se llamará “carta a la espera”. Y así seguiré, esperándote, hasta el día que oiga una música tan hermosa, que nada ni nadie, me aparten de la alegría de saber que es tu voz diciéndome cuanto nos queremos.
SOLO UN ENAMORADO
Soy yo amada mía, ese que tantas veces te escribe junto al árbol que te da sombra en las mañanas de calor. Pasas por mi lado, me sonríes, buscas mi mirada sin dejarme ver lo bello que esconden tus ojos, caminas despacio, casi se diría que tus pies apenas rozan la hierba; busco en todos tus movimientos palabras nuevas que me ayuden a describir lo que mi alma siente cada vez que tu imagen desborda todo mi paisaje.
Que podría escribirte que mi boca no te haya contado. Cualquier saludo que me lanzas, son alas que me ayudan a volar por ese universo donde estamos solos tu y yo. Mi carta te llega con permiso de mi corazón, solo él me deja hablarte, solo él siente en cada latido que eres tú mi luz, tantas veces quiero cantarte lo que mi alma escribe, tantas veces te escondo en ese parte de mis sentimientos que solo existen para ti; ¡Ay vida mía! ¿Qué han hecho conmigo los duendes de la pasión?, como llegaste a mi esa mañana, cuantos pájaros callaron para oír tu risa, soy solo un vagabundo con una mochila cargada de palabras de amor para ti, tanto intenté no dejar que este amor se cayera que me has convertido en un equilibrista del amor y del deseo.
Son mis palabras una historia inacabada, son el principio de un “nosotros” Sé que cuando recibas esta carta querrás mirar hacia algún lugar que no te impida pensar si sientes lo mismo por mí, algún lugar que no se cruce con mi mirada; Es imposible, donde quiera que miren tus ojos, habrá un pedazo de mi alma enamorada, la he esparcido por todos los rincones de tu camino, Te escribo casi sin aliento, no puedo respirar pensando que tus manos rozarán esta hoja que ya no es papel, que es una imagen de mi alma.
Mañana volveré a sentarme bajo el árbol que me cobija, en la espera de tu presencia; Si me sonríes sabré que puedo gritar y volverme loco, porque tu corazón me deja acariciarlo. Serán caricias de un poeta que jamás dejará de recitarte versos de amor, versos que cantarán todos los juglares, porque sabrán que nadie amó como yo te está amando.