Datos personales

Mi foto
Disfrutar de los placeres de una vida que se ofrece sin máscara

viernes, 18 de febrero de 2011

LA CITA

Acudía a su encuentro en una tarde de otoño, donde pasear por las calles era abrigar, no solo al cuerpo si no también al corazón. Había pasado todo el día anterior pensando, que le diría a ella, que no le hiciese creer algo distinto a lo que sentía por su amor. En su deseo de que nada saliera mal, compró una flor. Al principio dudó, entre todas las flores posibles que le gustaban. Al fin se decidió por una orquídea. Desde unas semanas atrás sus encuentros se habían vuelto monótonos, algo se vació en sus palabras, que no encontraban como decirse que se querían; Tomás, seguía viendo en ella todo lo que siempre había soñado; Su cara, sus ojos, esa manera de andar. Su risa, que hacia sonreír a todos los abatidos del planeta. Para él, tenía en ella todas las estaciones de un tren que tomo un día, y del que ya nunca quiso apearse. María lo citó en la cafetería “Airlia” nombre griego que siempre le gustó. Quedaron a las seis de la tarde. En otoño, la tarde se ama con la noche y no deja que el sol despierte su romance. El se puso su jersey azul y unos vaqueros. A ella siempre le gustaba que Tomas vistiera así, decía que el azul resaltaba sus ojos grandes y azules como un mar de verano. En su camino hacia la cafetería, iba pensando que sería lo que ella querría contarle; durante toda la noche anterior, su cabeza no paró de dar vueltas. Sabía, que María no se sentía muy a gusto últimamente, entre ellos se instaló algo que no supo definir, pero que los empezaba a convertir en una pareja sin más aliciente que algo de sexo de vez en cuando; Más como ejercicio, que como una entrega llevada por la pasión; El recordaba esos días, en que tan solo pasear agarrado de su mano, les hacía sentirse los seres más dichosos de la tierra, no importaba si pasaban toda una tarde sentados en una terraza, tomando un café, o un té. Eran horas en las que se miraban, se besaban y soñaban con lo hermoso que sería el día que llegaran a compartir el mismo hogar. Ella siempre imponía sus gustos en cuanto a decoración de la casa se trataba, el no discutía, todo le parecía bien, si así, María era feliz. La amaba como un loco ama a su razón, solo discutía cuando pensaban, si tendrían hijos y cuantos serían los idóneos. Se conocieron en un bar de amigos comunes, de eso hacía ya, siete años. Eran jóvenes cuando se conocieron, y seguían siendo jóvenes. En el tiempo que transcurrió desde que decidieran estar juntos, jamás hubo una palabra más alta que otra; Nunca se alzaron la voz, ni se faltó el más mínimo respeto. Toda su historia pasaba como un barco navegando sobre un rio apacible. Los padres de ambos se conocían desde el principio de su relación, más de una vez comieron en casa de uno u otro; Todo parecía ser lo más normal en su unión, muchos veranos los pasaban en la casa de la playa de los padres de María. ¡Cuantas noches bajo la luna, se amaron sobre la arena! Los amigos de ella y los de él, pronto se hicieron amigos comunes. Tomás no podía dejar de cavilar, se preguntaba que error había cometido, si quizás le dijo, o dejo de decirle algo que ella esperaba. Toda su mente era una tortura; Amarla era su principio, y quería que también fuese su final. Llego a dudar incluso de su capacidad como amante, sería quizá aquella noche en que no la miró lo suficiente, cuando estreno aquel vestido negro. No encontraba respuestas a todos sus interrogantes, de repente todo lo vivido juntos, le parecieron años llenos de errores por su parte. Su capacidad de amarla quedo en su mente, como el juego de un niño, aprendiz de los deseos escondidos; En ese lugar donde solo se llega, con la compañía de un corazón dispuesto a latir tantas veces como el amor te va llevando. Era un hombre agotado por la duda, la razón que le dominaba para encontrar un motivo para la cita, lo estaba volviendo loco. En el camino hacia la cafetería se cruzó con algún conocido, al que saludo sin demasiado empeño; Todo el otoño, pasaba de forma implacable a habitar en su alma.
Se decía- Es posible que solo quiera contarme algún nuevo plan para este fin de semana, o quizás haya olvidado alguna fecha relevante. Y esté enfadada por ello-todo eran preguntas sin ninguna respuesta; En la mano llevaba una orquídea, una flor tan bella, pero tan frágil. Así sentía Tomás su vida junto a María. La distancia hacia su encuentro se acordaba, el frio de un otoño sin demasiadas hojas caídas, no hacia mella en él, andaba con la prisa de los que están a punto de perder un transporte hacia ese lugar, que en lo más profundo de su ser, no desean coger. Entró en la calle en la que se encontraba el café, divisó el letrero, ahí lo ponía bien claro “airlia”, respiró profundamente, hizo gestos que le ayudaran a tener una apariencia más relajada, se observó de arriba abajo, todo parecía estar en su lugar y bien colocado; Miró la flor con toda la ternura de que era capaz, como queriendo trasladar su corazón al interior de su pétalo. Se plantó frente a la puerta del bar, ojeo tras los cristales, buscando a su amada, Por fin la vio, ¡estaba tan hermosa!, su pelo del color del trigo, su mirada perdida en las hojas de un libro, era toda ausencia. Abrió la puerta, entró y se dirigió hacia ella; María al verle, sonrió, él le devolvió la sonrisa; Se acercó a su cara y la besó en los labios, le devolvió el beso. Tomás creyó notar en su boca, un aire de despedida, no supo exactamente que era, pero si sabía que ese beso no era el mismo de siempre. Se sentó en la mesa frente a ella, en ese mismo momento se acercó la camarera y le preguntó que tomaría, el contestó- Un café con leche. La miró a la cara y le entregó la flor, María la cogió entre sus manos con mucha delicadeza, le agradeció el regalo dándole un beso, esta vez sí, con más afecto.  Tomás le preguntó cómo se encontraba, si había tenido un buen día, fueron palabras que solo pretendían iniciar una charla. María fue directamente al grano. Le quiso decir algo, cuando Tomás la interrumpió diciendo-Antes de que me digas nada, quiero que sepas, que llevo toda la noche de ayer y todo el día de hoy, pensando en nosotros; en todos estos años de relación. Y he llegado a la conclusión que he cometido muchos errores- María quiso decirle algo, pero no la dejó- No. No, déjame que acabe, estoy dispuesto a cargar con la culpa de mis errores. Si algunas veces me necesitaste sin decírmelo, en silencio y yo no supe verlo, perdóname; Cuando lloras, siempre creo que es por mí, si al hacer el amor te duermes sin abrazarme, creo que ya no sientes el calor de mi piel. Todo lo que te falte en tus sueños de amor, he sido yo quien no ha sabido traértelo. A veces quise gritarle al mundo que nada es más importante en mi vida que tú, pero el mundo no me dejo hablarle, está siempre tan ocupado gritando- María quiso interrumpirlo- Tomás quiero que oigas una cosa que quiero decirte-él, no la dejó hablar-¡escúchame maría, por favor te lo ruego!-Ya son siete años los que llevamos compartiendo una relación, entiendo que no puede ser siempre como la primera vez, pero para mí, no existe un solo día en que no sea el primero, cuando te veo llegar a mi encuentro, mi cuerpo vibra al saber que cogerás mi nano; Aún tiemblan mis labios al besarte, tengo miedo a que no sean esos labios que siempre soñaron con llevarte a un viaje del que nunca quieras volver. Si alguna vez me dices, que hoy no podemos vernos por algún motivo, me invaden todas las soledades del universo; No te lo he dicho nunca, pero muchas noches, cuando estoy en mi cama, se vuelve fría y ancha por qué no estás junto a mí, lloró como un niño al que le acaban de quitar su juguete preferido. Estoy deseando que el día me despierte para oír tu voz, cuando me llamas por teléfono y me citas a una hora para vernos. Mi vida es, desde que te conocí, una alegría inagotable. Quizá debería haber decidido antes de ahora, nuestra fecha para irnos a vivir juntos, como en tantas ocasiones me preguntaste ¿Cuándo? Pero eso se acabó, cuando tú me digas lo organizamos. Mañana mismo si quieres-María lo escuchaba sin decir nada, en sus ojos se fue formando una presa a punto de desbordarse: Tomás le prendió las manos sobre la mesa-siguió hablando-Hay más cosas que no te he dicho en este tiempo, pero que creo que pueden, de alguna manera resumir todo lo que estoy intentando decirte, Solo espero que en mi vida, desde el día en que te conocí, hasta ahora, seas la que encierres mi corazón en el espacio donde lo necesites para amarte. Te quiero María, pídeme todo lo demás.-Tomás callo un instante, Ella le pidió que saliesen a la calle, había comenzado a llover, María se puso su gabardina azul y un gorro de lana beige. Salieron a la calle y bajo la lluvia constante, pero tenue, le dijo a Tomás-En estos años, te he amado como nunca amé a ningún hombre, porque nunca hubo otro en mi vida; si te dicho que vinieras a verme, si he organizado esta cita, es para que sepas una cosa-a María se le humedecieron los ojos-Jamás olvides que en todos los momentos que me has contado, en que creías que no me habías demostrado tu amor, son solo fruto de tu imaginación; He sentido en lo más profundo de mi alma, que tu corazón está en el hueco de mi amor, no podría sentir mi mano sin que la tuya la tomase. Te he llamado para decirte lo mucho que te he amado y lo mucho que te sigo amando- Las gotas de lluvia mojaban sus rostros cuando se fundieron en un beso. El amor tan caprichoso quiso, casi volver loco a Tomás. Juntos se fueron paseando bajo la lluvia, que comenzaba a caer con más fuerza, solo se podía observar una silueta, era la de dos amantes que nunca perdieron la ternura de unas manos que se cogen, sin soltarse jamás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario