Se
unieron en un silencio lleno de música
Se
dijeron que sí en la tarde de un frío otoño
Se
besaron al compás de una balada
Sus
vidas quedaron unidas por la sinfonía de un músico loco
Toda
su alegría quedó convertida en pasos de un baile eterno
Se
volvieron amantes de una partitura sin final
Se
escondieron al ritmo de un adagio lleno de besos y calor
Llenaron
su universo de pentagramas
Escribieron
sus nombres en cada línea del horizonte
Moldearon
sus cuerpos con la suavidad de una canción oída en la noche
Cada
nota les transportó a un nuevo sol
Todo
lo que se dieron fue una estrofa llena de amor
De
un rincón a otro vivieron, al cobijo de una eterna canción