Ayer se marchó para siempre la
conciencia
Se apagaron las luces de la
intuición
Las hadas emigraron a un mundo
lejano
Los magos se volvieron a esconder de
la luz
El sabio dijo adiós a su locura
La verdad abandono a su hermano el “silencio”
En los bosques reinó la soledad de
nuevo
Los sueños dejaron de traer memorias
La razón se volvió loca
El unicornio lloró, sentado junto a
un rio sin peces
Nadie era hermano de nadie
El cielo enjauló a sus nubes
Las sombras se burlaron del reflejo
La esperanza abandonó a los inocentes
Ayer se marchó sin hacer ruido, la
palabra que trae el comprender.
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