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Disfrutar de los placeres de una vida que se ofrece sin máscara

miércoles, 18 de febrero de 2015

Nadie olvidó


 

Nadie olvidó aquella tarde de verano

Niños, mujeres, hombres y ancianos

Todos fueron testigos de la pena de Ana “la de la trenza”

Ni un solo pájaro se atrevió a cantar en las horas negras

Muchas caras se escondieron por la vergüenza

Nada ocurría hasta que todo quiso ocurrir de golpe

Las lenguas que siempre andaban sueltas

Se encerraron en unas bocas secas por el miedo

Aquella mañana el sol regaló su mejor fuego

Las calles se inundaron de un grito ciego

Ana quiso cambiar su casa por un mundo nuevo

De tanto soportar un amor que solo era daño

De tanto llorar de noche asomada a la ventana

De creer en palabras dulces rellenas de engaño

De sueños sin cumplir y promesas rotas

Ese día se cansó de ser la amante devota

A la hora de la siesta abandonó el martirio

Con una maleta y un pañuelo en la cabeza

Le regaló el sueño eterno a su marido

Nadie olvidó a aquella mujer que amó

Que solo tuvo un corazón descosido

Nadie supo jamás de aquel dolor escondido

1 comentario:

  1. Nada de lo que has escrito tiene desperdicio..es un placer para el alma leerte..gracias !!!!!!

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