Sus manos se acariciaban sin prisa
Sus besos eran tiernos como dos niños que juegan
Sus lágrimas solo dibujaban risas
En sus arrugas marcadas, Vivian mil historias
Lentamente se abrazaban, en un abrazo infinito
La ternura era su lenguaje
La espera del otro su mayor anhelo
Nada rompía su amor sereno
Se decían “te quiero” casi sin palabras
Todo el mundo les parecía ajeno
Su espacio era solo ellos dos, y una brizna de cálido amor
Derramaban ese olor a otoño después de una fina lluvia
Ella se atusaba el pelo, después de sentir las manos de él
Él enredaba cada uno de sus dedos en su cabello blanco
Se perdían horas mirándose a los ojos
Nada les gustaba más que viajar en la mirada del otro
El rodeaba su cintura queriendo iniciar un vuelo hacia el universo
Ella se dejaba llevar como una hoja caída mecida por el suave viento
No existía el tiempo ni el espacio, solo ese momento
Las horas eran siglos de amarse el uno al otro
Nunca temían que llegara el invierno
Solo sentían su amor sereno
De vez en cuando cerraban los ojos
Para disfrutar de un nuevo encuentro
Así pasaron la vida, así se amaron sin miedo
No hay comentarios:
Publicar un comentario