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Disfrutar de los placeres de una vida que se ofrece sin máscara

martes, 2 de abril de 2013

CIUDAD DEL RECUERDO



Ciudad del recuerdo. 2 de noviembre de 2050
Amada Elvira. Sé que tu ausencia es mi espacio, que tus olores mi aire, existes en todo lo que me hace ser cuando intento existir, mi pena, mi alegría, mis anhelos; Cada rastro que va dejando mi memoria son dibujos de lo mucho que aún te amo, de lo poco que me cuesta perderme en tu rostro; Conozco cada gesto, cada mueca, cada sonrisa, cada lagrima que derramabas sobre la almohada que, ahora es mi océano. Tardé una vida entera en saber que nada soy sin tu boca, que no quiero tener este aire que me asfixia si no es respirando junto a ti. Qué palabras he de encontrar que aún no hayan sido inventadas para describir lo que es vivir, o mejor dicho, morir sin los gritos de tu rabia, sin esa manera tuya de mostrarme como te enfadabas si en mayo no te traía esas flores azules, que tanto te gustaban. Como echo de menos la palabra nosotros, como escarbo en mis sueños con tal de tenerte a mi lado; He tardado mucho tiempo en escribirte esta carta, tanto tiempo que a veces olvido para que quería escribírtela; Saber que la envío a un tiempo que jamás veremos ninguno de los dos, es saber que nuestro amor vivirá aun cuando ya no estemos en este lapso que nos ha tocado vivir. De esta manera, así, en silencio, casi sin decir nada, escribiendo cada palabra con tu imagen en mi mirada. Lanzaré este escrito al lugar donde tú ya me estás esperando.
Te extraño tanto, que mi vida no es más que un eterno retorno a tu cuerpo desnudo, una brizna de esperanza de creer que todo haya sido una pesadilla, que nunca te fuiste para no volver, que despertaré y ahí estarás, sonriendo, dejando que tus ojos sean esa luz que, me invita a conquistar todos tus rincones escondidos. Creo en la eternidad de un amor como el que nosotros forjamos. Creo que nada es para ahora, que todo es para siempre, y siempre somos tú y yo. Esta carta, Elvira amada mía, será la primera que recibas allá donde estés, no importa que el tiempo marchite estas palabras, están escritas con mi deseo, regadas con la tinta de un amor que ya solo es eternidad. Espérame, no dejes de ser esa sombra que me acompaña cada instante. Sonríe como solo tú sabes hacerlo; Ten siempre una luz en ese lugar en el que ahora habitas, porque ya queda poco para mi llegada, y no quisiera perderme en un universo sin ti. La muerte nunca fue un final para nosotros, solo es la continuidad de este querer que tiene nombre de estrella. En la que morará tu vida y la mía, que solo son dos almas que navegan juntas por siempre.

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