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lunes, 27 de febrero de 2012

CARTA A LA ESPERA

                 Deslizo sobre esta hoja en blanco, todo lo que ansío que sepas de cuanto te quiero. Busco las palabras que lleguen a tu alma, sin interrupciones, pongo mi corazón en el tintero para que cada letra sea un latido de todo este amor que me eleva hasta el Olimpo, donde robo a las musas sentimientos nuevos que solo existirán para ti y para mí, solo seremos nosotros.

             Mi mano se aferra a esta pluma con la que te escribo, no quiero perder ni una gota de todo cuanto rebosa mi corazón enamorado. Han sido tantas horas las que esperé que me regalaras una señal, tanto tiempo quise oír de tu boca sonidos, que mi hambre de ti se convirtieran en palabras de aliento para calmar esta espera de tu cuerpo; mis ojos dibujan, muy despacio, formas que me ayudan a acariciar tu ausencia.
             Te escribo en la soledad de mi habitación, con la compañía de una música triste, donde el piano no deja de recordarme que sin tus manos mi mundo no encuentra a que agarrarse. Quisiera que mis palabras fuesen como cantos de niños alegres, que sonríen con la llegada de un verano. No soy yo quien pone cada palabra en este papel, son palabras que toman vida propia y se rebelan frente a esta duda, duda  que es no saber, si ya me estás queriendo, si será tu alma la que llegará antes que tus besos.
               Que profundo vacio siento cada vez que intento derramar lo que llevó toda una vida guardando en ese rincón de mi corazón que solo tiene espacio para lo que alguna vez compartiremos. A veces con solo pronunciar tu nombre ¡María! Dejo de existir en mi mundo y me transporto al lugar donde habitan los que solo viven para el amor. He ensayado durante horas, días, una vida entera; Como será la primera vez que nuestros ojos se miren, como temblarán nuestras manos al roce de unas caricias tempranas, tengo tanto miedo de no saber si mis labios tendrán el sabor que deseas. Eres tú, y solo tú, quien consigue que mi existencia no sea un barco a la deriva. Con cada letra que llena esta hoja, se van formando nudos de esperanza, esperanza de tenerte muy pronto amaneciendo entre mis brazos, de poder mirar como la luz de la mañana se esconde con el brillo de tu cara.
             Mi carta es un grito sin alzar la voz, un canto a todo lo que alguna vez escribieron, quienes como yo, tuvieron que esperar para decir al oído de quien amaban, “te quiero” poco a poco me voy arrancando jirones de vida, ¿de que me sirve respirar si no tengo tu sonrisa, para llenar mi espacio del aire que me da la vida?, que significa sentir, si no es oyendo el latido de tu corazón pegado al mío. No quiero que mi carta camine hacia la desesperanza, quisiera que cuando tus manos tomen esta carta, sientas en tus dedos todo el calor que mi pasión impregnó en cada pedacito de este papel.
             No supe cómo empezar mi despedida, ni siquiera imagine que alguna vez debía despedirme de ti, las cartas de amor nunca deberían tener un final escrito, deberían ser eternas como el amor que siento. Que difícil se me hace encontrar una solo palabra que no sea decirte cuanto anhelo nuestro encuentro, ¿quién invento la palabra adiós? Como pudo dejar que los enamorados supiéramos de su existencia, te contaría una vida entera, que sueños caminan junto a mí, esos sueños en los que tú estás a mi lado, en los que nada hay, si no es nosotros.
              Te preguntarás ¿por qué dejo que a veces el desamparo me aprisione? Quizás notes algo de quebranto en mis palabras, no soy yo, es mi soledad que vuela sin mí. Busco encontrar todas las palabras que hablen de alegría y esperanza, sé que están revoloteando a mí alrededor, deseando aferrarse a esta hoja, que ya no tiene espacios en blanco, que solo guarda pedacitos de vacio donde plantaré mis besos, para que sepas que un beso te dirá más de mí, que todo el universo escrito. Mi mano deja de querer asir esta pluma con la que te escribo, se siente cansada y ajada; Es tu ausencia la que quiebra sus fuerzas.
               Te empiezo a decir mis últimas palabras, mis ojos cansados no atinan a ver si lo que escribo es amor hecho tinta, o ya solo hablo de lo que espero. No quiero entristecer tu risa, solo quiero que con cada palabra de esta carta, construyas un camino que te traiga hasta mí. Quise llamarla “carta a un amor en construcción”, pero al final me salió el nombre que quiso mi corazón y se llamará “carta a la espera”. Y así seguiré, esperándote, hasta el día que oiga una música tan hermosa, que nada ni nadie, me aparten de la alegría de saber que es tu voz diciéndome cuanto nos queremos.

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